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El Cronista

Tomar decisiones acertadas, y hacerlas cumplir

Tomar decisiones acertadas, y hacerlas cumplir

Las decisiones son las monedas en la esfera de los negocios. Todo éxito, todo fracaso, toda...

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Tomar decisiones acertadas, y hacerlas cumplir
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Las decisiones son las monedas en la esfera de los negocios. Todo éxito, todo fracaso, toda oportunidad aprovechada o desperdiciada, son el resultado de decisiones que alguien tomó o dejó de tomar. Por inteligente que sea la estrategia de su compañía, si las decisiones apropiadas no se toman efectivamente la compañía pierde terreno.

La toma de decisiones acertadas y su efectivo y rápido cumplimiento son precisamente los signos distintivos de las organizaciones de alto desempeño. Todas ellas se destacan no sólo por las grandes decisiones, sino por decisiones operativas cruciales que requieren coherencia y velocidad, como innovaciones de productos, posicionamiento de marcas o manejo de canales. Una encuesta realizada por Bain & Company entre más de 350 entidades mundiales indica que sólo alrededor del 15% de las compañías observan prácticas eficaces de toma de decisiones.

Uno de los puntos clave para desatascar los cuellos de botella en materia de decisiones consiste en distribuir claramente las funciones y responsabilidades. Los responsables de la toma de decisiones acertada reconocen cuáles realmente interesan para lograr un buen desempeño. Realizan un detenido examen para establecer quién debe recomendar determinada senda, quién debe dar su consentimiento, a quien hay que solicitarle input, quién es responsable en última instancia de tomar la decisión, y quién finalmente debe ejecutarla. Elaboran la rutina del proceso.
Resultado: mejor coordinación y tiempos de respuesta más breves.

Al respecto, muchas compañías han ideado distintos métodos para definir con claridad las funciones relativas a la toma de decisiones y distribuir responsabilidades. En Bain & Company utilizamos un enfoque que denominamos RAPID, siglas en inglés de Recomendar, Aceptar, 'Performar' (Realizar), Input y Decidir, para ayudar a las compañías a preparar claras directrices sobre toma de decisiones.

Bajo este esquema, se asignan roles claros a las personas que participan del proceso de toma de decisiones siendo sólo una persona quien debe decidir: ella es el punto de responsabilidad único en cuyo nombre la organización se compromete a actuar. La persona dotada de poder de 'D' debe poseer sólido criterio de negocios y captar las ventajas e inconvenientes. Por fin, la responsabilidad de ejecutar el plan recaerá sobre un equipo de trabajo bien conformado que tiene el papel crucial que cumplir: una decisión acertada bien ejecutada suele ser preferible a una decisión brillante mal ejecutada.

Sin embargo, es claro que ninguna palanca, por sí sola, convierte a una compañía que se esfuerza en elaborar y ejecutar decisiones acertadas en una organización orientada por decisiones, ni en ningún plan se pueden prever todos los imprevistos y cambios de situación económica con los que forzosamente se enfrentará una compañía. Pero usted sabrá que su compañía marcha por la senda correcta cuando los gerentes comprenden que están dedicando menos tiempo a reuniones sin preguntarse para qué los han hecho acudir a ellas. Y cuando una persona tiene el poder de 'D', los cuellos de botella desaparecen.

Mediante la adopción de ciertas medidas prácticas, cualquier compañía puede ganar en eficacia, comenzando por la próxima decisión.

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