Santiago, 4 de julio de 2023 - Si bien la industria aérea se ha puesto como objetivo reducir su huella de carbono y lograr emisiones netas cero para 2050 mediante la implementación de nuevas tecnologías, un reciente estudio de Bain & Company evidenció que es poco probable que se logre, especialmente si el tráfico aéreo sigue creciendo más rápido que el PIB mundial.
De acuerdo a la consultora, los esfuerzos de las aerolíneas para descarbonizar aumentarán los costos operativos entre un 8% y un 18% para 2050 y erosionarán significativamente los márgenes de ganancias. Si a ello sumamos que los precios sostenibles del combustible de aviación en 2050 seguirán siendo de dos a cuatro veces más altos que el promedio histórico del combustible para aviones, el panorama no es auspicioso.
En Bain explican que un camino más realista para avanzar en este proceso tiene relación con tres ámbitos clave. En primer lugar, mejorar la eficiencia de los motores y de los aviones es un factor fundamental para avanzar en una industria sostenible y duradera en el tiempo. Esto porque, según la investigación, se puede reducir las emisiones de CO₂ en un 43 % con este tipo de métodos. No obstante, aseguraron que “es poco probable que la industria tome estas medidas para reemplazar las flotas antes de lo previsto”.
Por otro lado, optimizar las operaciones tanto en el aire como en la tierra e incorporar el combustible sostenible de aviación (SAF por su sigla en inglés) a mayor escala, podría reducir las emisiones de CO₂ hasta en un 23%. Sin embargo, el informe reveló que, sin un cambio en las políticas gubernamentales actuales, el suministro total de SAF se limitará a aproximadamente 135 millones de toneladas métricas (Mt) en 2050, lo que es aproximadamente el 35 % de la demanda proyectada de combustible para aviones a nivel mundial.
Finalmente, estaría la incorporación de elementos sostenibles, como lo son los aviones ecológicos propulsado por hidrógeno o electricidad. No obstante, es importante considerar que ambas tecnologías requieren un gran nivel de inversión y cambios sustanciales en la infraestructura aeroportuaria y la arquitectura de las aeronaves que les permita reemplazar una parte sustancial de las flotas existentes en los próximos 30 años, por lo que se estima que su impacto podría disminuir en menos de 5% las emisiones de la aviación en 2050.
Respecto a las compensaciones de carbono como una solución alternativa para alcanzar la carbono neutralidad, desde Bain indican que las aerolíneas pueden compensar las emisiones residuales comprando créditos para aminorar el impacto de los gases de efecto invernadero, pero no sería suficiente para lograr la meta propuesta.
Un camino por delante
No existe una solución única para descarbonizar la aviación comercial de aquí a 2050, por lo que las empresas del sector deben estar preparadas para lo que viene: una década disruptiva y competitiva. Para ello, Bain definió cuáles son los pasos que deberían dar las grandes compañías para no quedar fuera del juego.
Como primer punto aseguran que se debe desarrollar una estrategia para garantizar un suministro asequible de SAF. Esto puede incluir la inversión en la producción de combustible (compra, construcción o asociación) y la defensa de una regulación justa o subvenciones para los SAE.
Replantearse los planes de renovación de la flota, teniendo en cuenta el coste de la descarbonización y los cambios en la dinámica competitiva, incluidos los diferentes mandatos regionales para los SAF, será crucial para avanzar en la descarbonización.
Por último, señalan la mitigación del aumento de costos de explotación, revisando los ciclos de renovación de la flota, aumentando la densidad de cabina, ajustando el uso de la flota, el número de asientos y revisando los planes de red.