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La idea no es nueva, pero el fenómeno sí. Un par de años atrás, las compras online a China eran cosa de aventurados. En el presente, la experiencia de pocos se convirtió en una incursión masiva. El acceso virtual a la fábrica del mundo da cuenta de una persecución de precios bajos que llega hasta el otro lado del globo.
Ese apetito por artículos baratos, aun en dólares y con el recargo del 20% que aplica la AFIP a las compras al exterior, tiene motivaciones locales. La inflación y la restricción a las importaciones son las principales.
"Es una evolución natural del comercio electrónico, pero también es porque hay productos o marcas que no se encuentran en el mercado argentino", analiza Patricia Jebsen, presidenta de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). Según datos de la entidad, 750.000 argentinos, 7,53% de los compradores online , hicieron operaciones en portales extranjeros en 2012. Una medición de ComsCore en ese período ubicó a Amazon como la tercera página más visitada por los locales. Pero China ya tenía un peso significativo, detalla un hombre del sector que augura para el año próximo un importante salto en las cifras, a la luz del nuevo hábito.
AliExpress, DealXtreme, FocalPrice, PandaWill son los sitios más concurridos. En el primero, se exponen, por ejemplo, tabletas desde unos US$ 50 y smartphones por menos de US$ 100, entre una variedad de artículos electrónicos. También la categoría de indumentaria y calzado es favorita de los que apuestan un puñado de dólares a lo que testimonios de éxito y fracaso convierten en cuestión de azar.
¿Por qué China y no los Estados Unidos? "Genera una percepción de oportunidad mayor, de saltear intermediarios, como «directo de fábrica»", explica Ariel Baños, economista de fijacióndeprecios.com . El precio es el principal llamador. Y la gratuidad del envío, una de las diferencias más importantes. El free shipping es posible gracias a una especie de tarifa global muy baja entre correos de bandera. De allí que los envíos chinos hayan inundado de paquetes el Correo Argentino. Los servicios de courier pagos son sólo un pequeño porcentaje.
Las compras a China generan debate en el sector de e-commerce local. Por un lado, se preocupan; por otro, celebran la tendencia. "Es cierto que va en perjuicio del comercio local, que no puede competir; pero también hay mucha gente que hizo su primera compra. No sabemos quién ganará", evalúa Alejandro Rinaldi, director de la CACE y jefe de Servicios y Nuevos Negocios del Grupo Andreani.
En el país asiático, el e-commerce está en expansión. Un informe de Bain & Company destaca que este año China superará a los Estados Unidos como el mercado digital de retail más grande del mundo. En 2012, el gasto de los consumidores alcanzó los 3 billones de dólares a un ritmo crecimiento de 70% anual desde 2009. Aunque parecería bastar con el mercado interno, las ventas representan 6% del total de retail. La oferta desborda y alcanza a la Argentina, con envíos sin cargo.
Pese a los 20.000 kilómetros de distancia geográfica, el comportamiento de los consumidores es similar. Según Bain & Company, los chinos son buscadores de promociones. Tal como los argentinos. "Los cazadores de precios -indica Baños- justifican algunos sacrificios adicionales respecto de los procesos de compra tradicionales, con la finalidad de obtener un ahorro en el precio pagado. Esta conducta no necesariamente está relacionada con el poder adquisitivo." Los montos, sin embargo, suelen ser reducidos a raíz de un mecanismo de prueba. El especialista lo asocia a la intención de atenuar costos implícitos, como el tiempo de espera (de uno a dos meses), el riesgo de extravío o de que el producto no coincida con lo esperado.
Lo que no pueden eludir son los costos fijos: aunque se paga el dólar a precio oficial, hay que agregar el anticipo de Ganancias del 20% en las compras con tarjeta y el costo de envío (si existe). Además, según precisa la web de la AFIP -que no contestó la consulta de LA NACION-, otro cargo es el arancel de la Aduana si el producto supera la franquicia anual de US$ 25: un 50% del excedente. El peso permitido de los bultos es de hasta 20 kilos.
Damián Di Pace, autor del libro El futuro del comercio minorista en Argentina, detecta cierta irracionalidad en el fenómeno: "Al comprar por impulso, pocos tienen en cuenta la calidad de los productos, que no suelen ser originales, y algunos ni siquiera prestan atención a las medidas y terminan vendiendo lo que reciben en Internet". Otro detalle, agrega, es que con frecuencia "celulares y tabletas tienen aplicativos de software que no funcionan acá". A un clic de distancia, la importación hormiga desafía las trabas de Guillermo Moreno.